Toronto
Project
Hace
algunos meses recibimos a través de Matti Joensuu un encargo peculiar. Se
necesitaban voluntarios para ir a Canadá, a compartir parte de la práctica de
la Soft Way con los compañeros de allí la práctica que se desarrolla en nuestro
entorno.
Tuve la
enorme fortuna de ser uno de los nominados para realizar esta tarea (junto con
mi querido amigo José Jiménez).
Desde
el primer momento se me plantearon grandes ilusiones acompañadas de esperanzas,
dudas, incógnitas y un gran sentido de responsabilidad.
Pasados
algunos meses, éste proyecto se transformó una realidad. Una realidad que se
materializó en un viaje de tres semanas a Toronto, para compartir clases
regulares con los compañeros de Naka Ima Aikikai y con un seminario en Budoka
Aikikai (Sudbury).
Ambas
experiencias han sido muy enriquecedoras para mi (y espero que para mis
compañeros de allí también).
En
Toronto me encontré con un gran Dojo como es Naka Ima Aikikai, en el que
encontré a un grupo de compañeros de una gran calidad humana y marcial.
Un Dojo
dirigido por Sensei Greg Angus, Deshi de Endo Sensei, un gigante (en cuerpo y
alma) con una práctica extremadamente suave, cuya única pretensión es compartir
con todos y cada uno de sus alumnos todo lo que lleva dentro (que es mucho),
con una ausencia total de EGO, y siempre con una enorme sonrisa en la cara.
En el
Dojo aparecen muchas personalidades (instructores) diferentes que han crecido
desde orígenes muy diversos, y que siguen desarrollando su idea de Aikido:
Jesse, Dino, Ben, Robert. De todos ellos he obtenido gratas experiencias y
enseñanzas en lo humano y en lo marcial.
Quiero
destacar la figura de Jesse, que es la persona que hace que TODO funcione en el
Dojo. Desde el primer día me brindó toda su ayuda, respeto y apoyo
incondicional, haciendo mi estancia más grata y fácil en todo momento.
Durante
mi estancia en el Dojo he impartido clases y he recibido clases, pero en todas
las ocasiones he aprendido del entusiasmo, la ilusión y la curiosidad que
produce en la gente la Soft Way. Una semilla que crece día a día y que recibe
un abono especial de parte de Greg y con la Visita anual de Matti Joensuu.
Posiblemente
muchos de los alumnos de la escuela están asomándose a la ventana de la
suavidad, del no estar, del no hacer, del no imponer, de la fluidez, del dejar
estar. Es una ventana que da vértigo, pero que se atreven no sólo a mirar, sino
a saltar a través de ella. Y espero haberles abierto un poco más esa ventana, pues
era mi única intención.
No he
querido convencer a nadie de nada, tan solo he mostrado mi idea de este Aikido
(en el que aún me siento en pañales) para que se tenga una perspectiva más del
mismo, y mostrar que no está reservado a los maestros extraordinarios (que nos
guían en este camino), sino que se puede plantear en nuestra práctica desde el
primer día que se pisa un tatami.
Y eso es
lo que he sentido: respeto, curiosidad, estudio, aceptación y abandono.
Parte
del Proyecto fue el seminario/visita que realicé a Sudbury, donde me reencontré
con mi amigo Guy, el cual, junto a todos sus alumnos me trató de forma
extraordinaria, organizándome un seminario, abriéndome las puertas de su Dojo y
de su casa. Un dojo lleno de gente extraordinaria, muchos de ellos ávidos de
sentir, de “probar” el Aikido suave. Me encontré con un Dojo donde su maestro
ya ha plantado la bandera de Soft Way, y esta bandera está siendo sujeta por
todos y cada uno de sus alumnos.
Un fin
de semana pleno de sonrisas, de caras de asombro, de complicidad, de búsqueda y
estudio, de satisfacción y de felicidad.
Canadá
está lejos de todo, pero yo ya los llevo en el corazón a todos y cada una de
las personas que allí me he encontrado. Y no están solos, son parte de una gran
familia que crece bajo la protección de Endo Sensei.
Haber
podido ayudar un poco a su desarrollo, me ha aportado más de lo que he
recibido, seguro.
Por eso
quiero dar las gracias a Matti, Greg, Jesse, Guy, Julie, Silvie, Ben, Veca,
Gustavo, Eva, Mat, Denis, y todos los que me habeis acogido y me habeis
permitido entrar un poquito en vuestras vidas, más allá del Aikido.
Toronto
Project no termina aquí, sino que comienza aquí.
Toronto Project
A few months ago we received through a peculiar custom
Matti Joensuu. Volunteers
are needed to go to Canada to share part
of the practice of the Soft
Way there with
fellow practice that takes place
in our environment.
I had the good fortune to be one of the nominees for this task (along with my dear friend Jose Jimenez).
From the first moment I raised great hopes
accompanied illusions, doubts, uncertainties and a great sense of responsibility.
After a few months, this project became a
reality. A reality that
materialized into a three week
trip to Toronto to share regular classes with fellow Naka Ima
Aikikai and a
seminar in Budoka Aikikai (Sudbury).
Both experiences have been very rewarding for me (and I hope that my colleagues there
too).
In Toronto I
found a great Dojo Naka Ima Aikikai
as is, where I
met a group of fellow human and
a martial quality.
A Dojo headed by
Sensei Greg Angus,
Deshi Endo Sensei,
a giant (body and soul) with an
extremely gentle practice, whose
only aim is to share with each and every one of his students everything that is inside (which is alot) with a total absence of EGO, and
always with a huge smile on his
face.
Jesse, Dino, Ben, Robert: In the Dojo
many personalities (instructors) who have grown different from very diverse backgrounds, and to continue to
develop his idea of Aikido
appear. Of these I
have gotten great experiences and
lessons in the human and in martial.
I want to highlight the figure of
Jesse, who is the person who makes it all work in the Dojo. From the first
day I gave all your support, respect and unconditional
support, making my stay pleasant and easy at
all times.
During my stay at the Dojo I taught and I've
been taught, but every time I have learned the excitement,
enthusiasm and curiosity that occurs in people the Soft
Way. A seed that
grows daily and receiving
a special fertilizer from Greg and the annual
visit of Matti Joensuu.
Possibly many of the students at the school are looking out the window of the softness
of not being, of
doing, of not
imposing, fluency, leave the room. It is a window overlooking, but they dare not only to
look but to jump through it. And I hope
I have a little more open that window, it was my
only intention.
I did not want to convince anyone of
anything, I've just shown my idea of the Aikido
(which I still feel in diapers) for a
perspective more of
it you have, and show that it is not reserved
for extraordinary teachers (who
guide us in this way),
but may arise in our practice from day a tatami
is pressed.
And that's what I felt: respect, curiosity, study, acceptance and abandonment.
Part of the project was the seminar / visit I made to Sudbury, where
I met again with my friend Guy, who, with all his
students treated me in an
extraordinary way by organizing a
seminar, opening the doors of his dojo and home.. A dojo full of extraordinary people, many of them eager
to feel, to "test" the soft Aikido. I found a
dojo where his master
has planted the
flag of Soft Way, and this flag is being
held by each and every one of his students.
A weekend full of
smiles, astonished faces of complicity, search
and study of satisfaction and
happiness week.
Canada is far from everything, but and in my heart
each and every one of the people I have found there.
And they are not alone, they are a big family that grows under the protection of Endo Sensei.
I could help a little to its development, has brought me more than I have
received, for sure.
So I want to thank Matti, Greg, Jesse, Guy, Julie, Silvie, Ben,
Veca, Gustavo, Eva, Matt, Denis, and all of you who have welcomed me and ye
I allowed to enter a little in your lives, more Aikido beyond.
Toronto Project does
not end here, but it starts here.