KIMUSUBIKAI
Que es el Kimusubikai. Es tan simple como un
encuentro de aikidokas de todo el mundo alrededor de Endo Sensei y un estilo de
aikido (y por lo tanto de vida), al cual se acude por estricta invitación del
mismo.
Este es el tercero al que tendré la
excepcional fortuna de asistir. La primera vez que recibí una invitación para
asistir. Realmente me sentí abrumado por la noticia. Sesenta participantes de
todo el mundo, alumnos de Endo Sensei, conocedores y seguidores de una forma de
entender el Aikido, en un espacio de practica y de convivencia durante cuatro
días.
Una invitación de Endo Sensei. ¿Realmente se había acordado de mí? Era
cierto que en los años anteriores mi compromiso por su aikido y sus enseñanzas
se habían hecho más evidentes y patentes con una visita prolongada en Japón y
siguiéndole en diferentes seminarios por Europa aparte de mi estancia obligada
en el seminario de Granada de todos los años, y por supuesto se que mi relación
con otros maestros (alumnos de Endo Sensei también presentes en el Kimusubikai)
no le pasaba desapercibida. De hecho una de las cosas que he aprendido es que
al Maestro no le pasa nada desapercibido, se entera de muchas cosas, se acuerda
de todo lo que haces y no haces, es consciente de sacrificios y esfuerzos, y
todo ello lo sopesa en el trato maestro-alumno.
Pero a
pesar de todo eso, la invitación que me enviaron me cogió por sorpresa y confirmó
de alguna manera en mi buen hacer de los últimos tiempos. Por supuesto hubo
voces en el oído del Maestro que aceleraron mi participación (Pepe Jesús
Garcia, Matti Joensuu, y mayormente mi maestro y amigo Luis Mochón).
El maestro que me había enamorado del Aikido
me solicitaba a su lado para compartir practica con sextos, quintos, cuartos,
terceros danes de aikido, la mayoría de ellos con un alto nivel de práctica.
Era para ponerse nervioso… ¿o no?
Por supuesto la respuesta inmediata fue SI.
Por supuesto que iré.
Y en esa respuesta se basó toda la
experiencia. Un si rotundo a todo. Un proceso de aceptación de todo lo que me
rodeaba. En aquel idílico lugar en mitad de las montañas de Austria. Rodeado de
grandes practicantes de los cuales se aprende solo con acercarte y escucharles
un poco. Un espacio donde Endo Sensei se sentía cómodo por la presencia de
algunos de sus alumnos de todo el mundo, lo que también hacia que se abriese
hacia nosotros con conversaciones, anécdotas, historias y reflexiones que te
hacían descubrirle como hasta entonces no lo había conocido (de hecho desde
aquel primer curso ese tipo de experiencias con él se han repetido a veces a lo
largo de los años y cada vez son más intensas y enriquecedoras).
No estaba acostumbrado a ese tipo de trato
con un auténtico Maestro no solo de aikido, sino de la vida misma. Al
principio me sentí desbordado, pero bajo el paraguas de otros alumnos de Endo
Sensei, conforme pasaron los días cada vez me sentí más cómodo y pude disfrutar
más el momento.
Por supuesto que la presencia de Pepe Jesús
Garcia Aragón constante a mi lado y yo al suyo fue clave para entender muchas
cosas (no solo por la traducción directa de japonés de Endo Sensei) aprender a
estar en mi sitio, encontrar en timing perfecto para preguntar, para responder
y para callar, y en general acercarse aún más a lo que buscaba.
¿Y la practica? Era fantástica. En aquel
entonces mi ración de aikido de la línea de Yamaguchi Sensei y en especial de
Endo Sensei se limitaba a la que obtenía de los seminarios (numerosos por
necesidad) dado que la practica de la que disponía en aquellos tiempos estaba
más enfocada hacia otros maestros.
Me vi rodeado de gente que no solo compartían
mi búsqueda en el aikido, sino que podía aprender de casi todos mucho. Entendí
el concepto de estudio de la técnica, necesitaba más horas, necesitaba más
tiempo, cada palabra, cada gesto era almacenado por mi mente porque era
imposible de analizar. Sin duda alguna no era un seminario más. Se había
acabado el colegio y el instituto, estaba en la Universidad y había que
espabilar o te quedabas atrás (una sensación parecida a la que tuve en la
Practica de la Universidad de … en Tokio).
Y entonces se acabó. De repente se acabó.
Cogimos un avión de vuelta a Barcelona y por el camino no paraba de pensar en
lo que había pasado. ¿Que era diferente?
Conocía a Endo sensei desde 1.996, había ido
a sus seminarios por Europa, había estado en Saku dojo en el seminario de
Primavera, había estado en sus clases en Hombu Dojo y en la Universidad en
Tokio. ¿Que era diferente?
Yo era diferente. Esa ilusión, ese SI me
habían cambiado.
Este año participaré en mi tercer
Kimusubikai, y mi única aspiración es reencontrarme y renovar votos con ese SI.
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