lunes, 6 de mayo de 2013

KIMUSUBIKAI


KIMUSUBIKAI

Que es el Kimusubikai. Es tan simple como un encuentro de aikidokas de todo el mundo alrededor de Endo Sensei y un estilo de aikido (y por lo tanto de vida), al cual se acude por estricta invitación del mismo.

  Este es el tercero al que tendré la excepcional fortuna de asistir. La primera vez que recibí una invitación para asistir. Realmente me sentí abrumado por la noticia. Sesenta participantes de todo el mundo, alumnos de Endo Sensei, conocedores y seguidores de una forma de entender el Aikido, en un espacio de practica y de convivencia durante cuatro días.

Una invitación de Endo Sensei.  ¿Realmente se había acordado de mí? Era cierto que en los años anteriores mi compromiso por su aikido y sus enseñanzas se habían hecho más evidentes y patentes con una visita prolongada en Japón y siguiéndole en diferentes seminarios por Europa aparte de mi estancia obligada en el seminario de Granada de todos los años, y por supuesto se que mi relación con otros maestros (alumnos de Endo Sensei también presentes en el Kimusubikai) no le pasaba desapercibida. De hecho una de las cosas que he aprendido es que al Maestro no le pasa nada desapercibido, se entera de muchas cosas, se acuerda de todo lo que haces y no haces, es consciente de sacrificios y esfuerzos, y todo ello lo sopesa en el trato maestro-alumno.

 Pero a pesar de todo eso, la invitación que me enviaron me cogió por sorpresa y confirmó de alguna manera en mi buen hacer de los últimos tiempos. Por supuesto hubo voces en el oído del Maestro que aceleraron mi participación (Pepe Jesús Garcia, Matti Joensuu, y mayormente mi maestro y amigo Luis Mochón).

El maestro que me había enamorado del Aikido me solicitaba a su lado para compartir practica con sextos, quintos, cuartos, terceros danes de aikido, la mayoría de ellos con un alto nivel de práctica.

Era para ponerse nervioso… ¿o no?

Por supuesto la respuesta inmediata fue SI. Por supuesto que iré.

Y en esa respuesta se basó toda la experiencia. Un si rotundo a todo. Un proceso de aceptación de todo lo que me rodeaba. En aquel idílico lugar en mitad de las montañas de Austria. Rodeado de grandes practicantes de los cuales se aprende solo con acercarte y escucharles un poco. Un espacio donde Endo Sensei se sentía cómodo por la presencia de algunos de sus alumnos de todo el mundo, lo que también hacia que se abriese hacia nosotros con conversaciones, anécdotas, historias y reflexiones que te hacían descubrirle como hasta entonces no lo había conocido (de hecho desde aquel primer curso ese tipo de experiencias con él se han repetido a veces a lo largo de los años y cada vez son más intensas y enriquecedoras).

No estaba acostumbrado a ese tipo de trato con un auténtico Maestro no solo de aikido, sino de la vida misma. Al principio me sentí desbordado, pero bajo el paraguas de otros alumnos de Endo Sensei, conforme pasaron los días cada vez me sentí más cómodo y pude disfrutar más el momento.

Por supuesto que la presencia de Pepe Jesús Garcia Aragón constante a mi lado y yo al suyo fue clave para entender muchas cosas (no solo por la traducción directa de japonés de Endo Sensei) aprender a estar en mi sitio, encontrar en timing perfecto para preguntar, para responder y para callar, y en general acercarse aún más a lo que buscaba.

 
¿Y la practica? Era fantástica. En aquel entonces mi ración de aikido de la línea de Yamaguchi Sensei y en especial de Endo Sensei se limitaba a la que obtenía de los seminarios (numerosos por necesidad) dado que la practica de la que disponía en aquellos tiempos estaba más enfocada hacia otros maestros.

Me vi rodeado de gente que no solo compartían mi búsqueda en el aikido, sino que podía aprender de casi todos mucho. Entendí el concepto de estudio de la técnica, necesitaba más horas, necesitaba más tiempo, cada palabra, cada gesto era almacenado por mi mente porque era imposible de analizar. Sin duda alguna no era un seminario más. Se había acabado el colegio y el instituto, estaba en la Universidad y había que espabilar o te quedabas atrás (una sensación parecida a la que tuve en la Practica de la Universidad de … en Tokio).

Y entonces se acabó. De repente se acabó. Cogimos un avión de vuelta a Barcelona y por el camino no paraba de pensar en lo que había pasado. ¿Que era diferente?

Conocía a Endo sensei desde 1.996, había ido a sus seminarios por Europa, había estado en Saku dojo en el seminario de Primavera, había estado en sus clases en Hombu Dojo y en la Universidad en Tokio. ¿Que era diferente?

Yo era diferente. Esa ilusión, ese SI me habían cambiado.

Este año participaré en mi tercer Kimusubikai, y mi única aspiración es reencontrarme y renovar votos con ese SI.

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